Romina Aguilera, ingeniera civil industrial: “En la medida que uno se gane el respeto de las personas, uno consigue su lugar” – Facultad de Ingeniería UBB
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Romina Aguilera Holtmann (39) siempre supo que debía estudiar una profesión que tuviera que ver con los números, en eso no tenía dudas. Sin embargo, debía determinar cuál carrera, dentro del parámetro de las Matemáticas, era la que se amoldaba a su personalidad y habilidades. Conversó con un primo que ya era universitario, unos tíos y otros familiares y de esa manera llegó a la Ingeniería.

Con esa definición, apareció otra interrogante más: ¿Qué especialidad adoptar dentro de la Ingeniería? “Esa era la pregunta más interesante”, comenta en la actualidad Aguilera. “Llegué a la Ingeniería Civil Industrial porque permite desempeñarse en un abanico mucho más amplio de funciones, desde lo que tiene que ver con lo operacional de una empresa productiva, hasta la gestión en una compañía de cualquier tipo. Y como a mí me gusta el ámbito de la gestión me decidí por ese camino”, recuerda.

El buen puntaje obtenido en la prueba para ingresar a la educación superior le permitió a Romina Aguilera elegir sin problemas la institución en la que estudiaría, y la Universidad del Bío-Bío (UBB) fue la institución escogida. “Fui la alumna con el mejor puntaje al ingresar y me decidí por la UBB por varias razones, la principal es porque yo quería estudiar Ingeniería Civil Industrial de inmediato, no me interesaba entrar a un plan común. También había escuchado que en términos de Ingeniería era una de las mejores”, señala.

La profesional enfatiza que tuvo muy buenos profesores y que fue una bonita experiencia, “también me interesaba estudiar en una universidad diversa, que ofreciera distintas realidades del mundo y de la sociedad chilena. Y eso fue lo que encontré, personas de diversos niveles socioeconómicos y miradas. Fue una muy buena elección”.

CASCO BLANCO

Si bien es oriunda de Hualpén, en la actualidad Romina Aguilera tiene hecha su vida en Santiago. Está casada, tiene dos hijos, de 7 y 3 años. Cuenta que parte de la pandemia la ha ocupado en un huerto, el cual le ayuda a desconectarse y distraerse, además de trabajarlo junto con su familia. “Fue aprender algo totalmente nuevo… y también sirve para cultivar la paciencia”, dice.

Hoy se desempeña laboralmente en EY, una empresa consultora y auditora multinacional, en la cual tiene el cargo de senior manager, con la responsabilidad de estudios y proyectos de consultoría en el área de gestión de personas.

-Muchas veces, cuando se piensa en Ingeniería, la imagen que se viene a la mente es la de un hombre con casco, como un trabajo más vinculado al género masculino. ¿Cómo fue tu experiencia al respecto, primero estudiando y luego trabajando?

-Esa visión depende de la especialidad, porque en la época en que yo estudié, por ejemplo, en Ingeniería Civil o Ingeniería Mecánica, no había mujeres, o había un par. Diría que en Ingeniería Industrial, siendo la mayoría hombres, igualmente había un poquito más de balance de mujeres. También tuve profesoras mujeres, lo que es muy bueno porque siempre es importante tener un referente dentro de la carrera. 

Hice mi práctica profesional en una empresa de larga trayectoria en el Biobío, precisamente con un casco blanco, encaramada arriba de las máquinas. Fue una mezcla, porque todos fueron muy respetuosos conmigo, pero de alguna manera sentía que era evidente que sería algo temporal, que no había lugar para mí. Eran todos hombres, mayores que yo. Pero aparte de eso, debo decir que aprendí mucho.

En el fondo, lo que yo saqué de ahí es que en la medida que uno se vaya ganando el respeto de las personas, uno termina consiguiendo su lugar. Hay espacios donde se puede ser más natural y otros donde eso hay que ganárselo y te diría que una planta, empresa de manufactura o la construcción son espacios donde todavía hay que demostrar mucho (en el caso de las mujeres).

-Hoy trabajas en un lugar en donde las cosas son diferentes.

-Sí. Es una consultora multinacional y eso hace que tenga una mirada muy distinta. Es una empresa que impulsa prácticas de diversidad e inclusión muy fuertemente y dentro de ello tiene objetivos de balance de género importantes. Diría que en Chile todas las empresas tienen desafíos en ese sentido, pero en general las empresas multinacionales tienen algo de camino más avanzado. Eso me permitió algo que no pasa en todos lados, me promovieron a gerente senior estando embarazada, es algo que no ocurre en todas las empresas. Es un reconocimiento, yo se lo contaba a mis amigas y no me creían. Fue algo muy poco común y estoy súper agradecida en ese sentido.

Debo decir que he llegado donde estoy porque tuve las oportunidades y el apoyo. Me gustaría dejar huella impulsando cambios que ayuden a que otras mujeres tengan las mismas oportunidades.

PROGRAMA

La Facultad de Ingeniería de la Universidad del Bío-Bío desarrolla el programa Mujeres en Ingeniería, conformado por estudiantes, académicas y profesionales UBB. La iniciativa tiene como finalidad promover la participación de mujeres en carreras de Ingeniería, Ciencia y Tecnología. Esta instancia tiene tres subprogramas: Ingenieras Empoderadas (para estudiantes de primer año y cursos superiores), Ingenieras Líderes (para alumnas de último año, exalumnas, académicas e ingenieras tituladas) y Mujeres en Ingeniería y STEM (para futuras ingenieras en etapa escolar) .

En opinión de Romina Aguilera, este tipo de iniciativas son extremadamente relevantes, ya que permiten que “la imagen del ingeniero con casco blanco también pueda transformarse en la de la ingeniera con casco blanco que puede estar en todo tipo de organizaciones desarrollando cualquier cargo, siendo un aporte a la eficiencia y haciendo mejor las cosas. Que haya ingenieras e ingenieros, a todo nivel organizacional, no debe ser noticia para nadie. Si una mujer ingeniera llegó a ser gerente general, por ejemplo, debe ser parte de nuestra vida cotidiana.

-¿Cuánto falta para lograr eso?

-Falta mucho, o sea, compañías más grandes que vienen con lineamientos del extranjero lo están empujando, pero chocan con la realidad cultural local. Falta una distribución equitativa de las tareas de la casa y eso hace que para las mujeres sea más difícil, aun teniendo un título profesional y aun teniendo cargos altos, les toca la parte más pesada. Programas o espacios como los que hace la UBB buscan dar más visibilidad, generar redes de apoyo entre las mujeres, abriendo espacios a las que van entrando, con lo que se genera una cadena virtuosa de relaciones.

Fuente: Mujer Protagonista_ Diario El Sur